domingo, 6 de noviembre de 2011

La escuela de la modernidad vs. la escuela de hoy

La escuela de la modernidad vs. la escuela de hoy


Las instituciones educativas están atravesadas por relaciones interpersonales que complejizan ampliamente la tarea educativa, tarea que por si sola es altamente compleja y dinámica. La eficacia historica de la escuela se debe a su capacidad de hacerse cargo de la definición moderna de educación. La modernidad ancló en la escuela y la escuela se encargo de la modernización, ya que la modernidad construyó una forma específica de referirse al hecho educativo, y la escuela logro apropiarse de ella. Lo cierto es que estas características escolares de la modernidad fueron adoptadas por la escuela dando lugar a prácticas complejas y efectivas de construcción de subjetividades. Mediante ellas los sujetos adquirían una especial forma de ser, de comprender y enfrentar al mundo: de actuar.
Creemos reconocer que dichas características han perdido eficacia en la actualidad y que esto contribuyo a la crisis de la escuela. La escuela fue uno de los actos de mayor imaginación que enfrento la modernidad. En el siglo XVI pensar con una institución donde concurrieran todos los infantes a aprender ciertos saberes complejos, con sujetos preparados para tal fin, desafió todo lo preestablecido y amplio enormemente la fronteras de la época.
De esta manera podemos pensar en la actualidad lograr un acto tan imaginativo como fue la creación de la escuela en la modernidad. Creemos que debemos estar trabajando en la creación de nuevas formas de comprender la educación para una sociedad tan cambiante como la de nuestros días.
Los límites que podemos destacar tienen que ver con concepciones y características de los sujetos y sociedades actuales.
Cuando hablamos de infancia como sujeto que aprende, hoy se ve el fin del concepto de infancia moderna. Surgiendo dos grandes polos; uno es el polo de la infancia hiperrealizada, la infancia de la realidad virtual; el otro es la infancia desrrealizada, infancia de la realidad real. 
Hoy la escuela no es palanca de transformación sino un mecanismo de reproducción del orden de injusticia actual y no es el medio para obtener buenos ciudadanos, es un instrumento al servicio de los grupos dominantes.
Cambio el sentido de la alianza entre familia, escuela y sociedad. Porque ya no es la cultura escolar la que predomina en un conflicto, sino que el conflicto se dirime en el aquí y ahora; y no es seguro que el conflicto se resuelva a favor de la cultura escolar. El docente tiene que salir todos días a ganar su legitimidad.
Ahora bien, con este panorama desolador, solo queda fortalecer la escuela desde las relaciones personales e interpersonales entre los actores de una comunidad educativa. Lo cierto es que cada uno trae consigo un bagaje de actitudes que lo posicionan frente a sus semejantes como diferentes y únicos. Cuando hablamos de semejantes nos referimos a estudiantes, docentes y padres. Todos con sus propios intereses genuinos que entran en conflicto. Según Silvia Serra “Dispersar. Diseminar. Proliferar. Multiplicar. Descentrar. Desestructurar. Deconstruir. El significado. El sentido. El texto. La subjetividad. El saber. La cultura. La trasmisión. El diálogo. La comunicación. El currículum. La pedagogía.”, son términos que plantean un análisis sobre la situación social, política, cultural y educativa, pensándolos como un síntoma de nuestros límites sobre todo, como lo plantea Gabriela Diker, en aquellos conceptos donde el prefijo “des” indica que algo se ha perdido o más bien que algo se ha roto.
Si pensamos que la infancia era el sujeto de aprendizaje por excelencia, hoy podemos constatar que no hay una sola infancia, por eso no puede haber una sola Educación o una Educación homogénea al menos.
La compleja realidad social nos lleva a identificar una pluralidad de experiencias de niños y jóvenes durante su tránsito por esta etapa. En muchos casos, experiencias totalmente opuestas. Las diferentes experiencias hacen que el valor simbólico de la cultura no sea el mismo para los diferentes grupos sociales; esto pone de manifiesto los límites de la Educación, es lo que nos lleva a preguntarnos a diario sobre los modos de habitar el mundo, los códigos de comunicación, cada vez más abismales en el lenguaje y en los juegos. Este desconcierto, desorientación coloca a los niños y jóvenes en un estado de vulnerabilidad; lo que se les enseña no es lo que viven en su realidad social, cultural, regional, condición social, de identidad.
Quisiéramos rescatar la necesidad de un cambio en las concepciones actuales de cómo abordar la escuela. Estamos convencidos de que uno de los pilares de la transformación es revisar y reformular la formación docente. Partiendo de que existe un nuevo escenario social y que este influye directamente en el ámbito escolar. Otro de los pilares es la revisión de los espacios institucionales (dando especial importancia a la relación disciplina, sujeto de aprendizaje y contexto) , para entender y adecuarse a las demandas de las generaciones actuales, (padres, niños, jóvenes). 
Por otro lado la perdida de credibilidad de la institución escuela, hace que la tarea se dificulte mas aun: compitiendo con otros escenarios de acceso al conocimiento; desvalorizando el rol docente. La escuela tiene que refundarse. Hasta ahora no ha surgido otra idea, otra estructura que pueda llevar adelante el objetivo de la educación como lo ha ahecho la escuela. 
En la educación de los futuros docentes tiene un papel fundamental en la desestructuracion de las formas de pensamiento que no permiten ver un horizonte posible.

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