Por que educar socialmente en la escuela
En la escuela actual, pensada como una institución para reproducir padrones
culturales, económicos, políticos y sociales de las clases hegemónicas, a través
de la reproducción ideológica y de la preparación de la población trabajadora
para el capital, también están representados los intereses de las clases sociales
menos favorecidas. Para estas, la escuela puede ser un instrumento de lucha
contra la dominación cultural, exactamente para socializar el código dominante
de la cultura y posibilitar el acceso al conocimiento de los valores sociales,
estéticos y de lenguaje de las clases superiores. De esta manera el conocimiento
contribuye al desarrollo de una conciencia histórico-político, apuntando a las
posibilidades reales de cambio y de transformación. Pero el problema está en
que si la escuela en contextos de pobreza contiene y controla y llena formularios
como actividades centrales, estos alumnos, niños y adolescentes, ven limitados
su espacio para construir conocimiento.
Según Da Silva, en Escuela, conocimiento y curriculo, “la escuela socializa mediante
la enseñanza de conocimientos legitimados públicamente. Que la socialización sea
mediante la enseñanza quiere decir que la escuela recrea continuamente
conocimientos producidos en otros contextos sociales y para que los produzcan
otros sujetos sociales distintos del maestro. La escuela no inventa el conocimiento,
ni monopoliza su circulación. Lo que si hace es enseñarlo, intencionalmente,
sistemáticamente, públicamente. Que la enseñanza sea de conocimientos legítimos
públicamente quiere decir que la escuela enseña a todos, sin restricciones ni
exclusiones, de todo, sin censuras ni exclusiones, para todos, en un clima
democrático y pluralista”.
También podemos citar a Paulo Freire quien dice “que es función de la
educación colaborar con la preparación de una nueva sociedad, a través de la
construcción de la ciudadanía que nos vuelve cada vez más humanos.
La educación, concebida de este modo, es un proceso constante de liberación”.
Por todo esto es necesario
educación colaborar con la preparación de una nueva sociedad, a través de la
construcción de la ciudadanía que nos vuelve cada vez más humanos.
La educación, concebida de este modo, es un proceso constante de liberación”.
Por todo esto es necesario
que los docentes sean aliados de los alumnos y no sus adversarios, compañeros
unos a los otros y no enemigos, por lo que sucede cuando un docente instaura en
la clase una relación donde el es el que sabe, y por lo tanto tiene derecho a hablar
y ejercer el poder, mientras a los alumnos, que no saben, les queda apenas quedarse
en silencio y obedecer. Igualmente y con la misma fuerza, ocurre cuando entre
los especialistas, los directores y los profesores no existe una relación de cooperación,
sino de competencia y de lucha para la sumisión del trabajo del otro.
Aquí planteamos la funcionalidad de la educación con el sistema social o, lo que es igual: educación y sociedad, educación y sistema económico: ¿interdependencia o
subordinación?
La educación es una formidable herramienta cultural, es decir, creada por el hombre
y destinada a su crecimiento integral. El fin de la educación es rescatar todas las
potencialidades que el hombre puede desarrollar dentro de su entorno, en sociedad.
Según Naciones Unidas, “el desarrollo social es inseparable del entorno cultural,
ecológico, económico, político y espiritual en que tiene lugar. Pero el desarrollo
social está claramente vinculado con el logro de la paz, la libertad, la estabilidad y
la seguridad a nivel nacional e internacional. Para promover el desarrollo social
es preciso orientar los valores, los objetivos y las prioridades hacia el bienestar de
todas las personas y el fortalecimiento y la promoción de las instituciones y las
políticas que persiguen ese objetivo.”
De esta manera queda claro que el sistema educativo no puede depender de un solo
sector de la sociedad, el de la clase económicamente dominante, ni debe apuntar
únicamente a un vinculo del cual dependa o con el cual mantenga su único cordón
social. Si en realidad se requiere que la educación tenga por finalidad el promover
a la persona y la sociedad en un desarrollo social sostenido, la acción debe ser
compartida y dirigirse a un todo integral, con fuerzas suficientes para generar un
proceso que desde su interior sea nuevo factor de cambios sociales.
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